¿Cómo actuar ante un caso de tartamudez?
Durante el proceso de adquisición del lenguaje es frecuente que los niños no tengan una fluencia estable y puedan presentar episodios de tartamudez evolutiva. Estos pueden consistir en la aparición de repeticiones y/o bloqueos que se dan intermitentemente y que, en la mayoría de los casos, remiten totalmente cuando aprenden a organizar el lenguaje.
La persistencia de estas características nos situaría ante un cuadro de disfemia o tartamudez. Según la Fundación Española de la Tartamudez:
La tartamudez, disfemia, espasmofemia o disfluencia en el habla es un trastorno de la comunicación (no un trastorno del lenguaje) que se caracteriza por interrupciones involuntarias del habla acompañadas de tensión muscular en cara y cuello, miedo y estrés. Ellas son la expresión visible de la interacción de determinados factores orgánicos, psicológicos y sociales que determinan y orientan en el individuo la conformación de un ser, un hacer y un sentir con características propias. Los efectos psicológicos de la tartamudez pueden ser severos afectando el estado de ánimo de la persona de forma continua…llegando a ser causa en muchos casos, de un importante aislamiento social.
Las primeras informaciones de esta alteración datan des de la época griega. Un conocido orador como Demóstenes y su particular tratamiento de colocarse piedras en la boca, fueron el punto de partida en la búsqueda de tratamientos eficaces.
Hoy en día se ha avanzado en el estudio de la disfemia y sabemos que menos del 1% de la población adulta tartamudea. Aunque aún se desconoce una causa concreta, los estudios más recientes apuntan que la tartamudez no se vincula a cuestiones emocionales sinó que es un trastorno causado por una problemática de integración de los circuitos neurológicos, apuntándose un orígen genético.
SIGNOS DE ALERTA
Si las características disfluentes persisten más allá de los 4-5 años es recomendable acudir a un logopeda para realizar una valoración. Además las manifestaciones que se pueden detectar son:
- Repeticiones, bloqueos, y prolongaciones de sonidos, palabras, sílabas, etc.
- Alteración en la respiración
- Alteración en el tono de la voz
- Sentimientos de ansiedad, frustración, vergüenza, etc.
- Movimientos asociados como tics, mover la cabeza, encogimiento de los hombros, etc.
¿CÓMO PODEMOS ACTUAR?
- No alterar nuestra conducta al interactuar con una persona que tartamudea y mantener el contacto visual.
- Dar tiempo para hablar y no terminar sus frases.
- Prestar atención al contenido de su explicación y no a la forma.
- Utilizar un ritmo de habla tranquilo y natural.
- Evitar comentarios tales como «habla más lento», «tranquilo», «piensa lo que vas a decir»… y no felicitar después de un bloqueo.
En la mayoría de casos la tartamudez puede remitir si ha sido diagnosticada y tratada a tiempo. Por este motivo es importante conocer los síntomas y poderlos detectar precozmente para realizar un abordaje logopédico especializado si se requiere.
A continuación os invitamos a consultar una serie de guías de la Fundación Española de Tartamudez para saber más sobre el tema.
¡Esperamos que os sean de gran utilidad!