ESTEREOGNOSIA INTRAORAL
El sistema somatosensorial decodifica una amplia gama de estímulos táctiles y nos dota de una notable capacidad de reconocimiento de objetos, discriminación de texturas, retroalimentación sensorial-motora e intercambio social.
Lo primero que conduce a la percepción del tacto es la activación de neuronas sensoriales cutáneas y posteriormente se procesa y transporta la información táctil desde la médula espinal al cerebro. Por tanto, junto a la capacidad del sistema nervioso para percibir la riqueza del mundo táctil este también nos ayuda a darle un significado a estos estímulos en función de nuestros conocimientos y experiencias previas.
Nuestro mundo táctil es muy amplio y diverso ya que nos permite percibir sensaciones tan frágiles como el aleteo de las alas de un mosquito, la temperatura ambiental, objetos que nos rozan, el tacto de la persona que nos toca el pelo, etc. Todo ello son fuerzas mecánicas que se imponen sobre la piel. Sin embargo, a veces nos encontramos con alguna dificultad para diferenciarlas, reconocerlas o interpretarlas.
¿Cómo reconocemos e interpretamos los estímulos táctiles para percibir la riqueza del mundo exterior?
Comprender cómo percibimos y reaccionamos al mundo físico se basa en nuestra comprensión de la información sensorial que se lleva a cabo mediante las neuronas sensoriales del tacto o sistema somatosensorial.
El sistema somatosensorial cumple tres funciones principales:
- Funciones exteroceptiva e interoceptiva: permiten nuestra percepción y reacción a estímulos que se originan fuera y dentro del cuerpo. Están dedicadas a descifrar aquello que es dañino, por lo tanto, están muy sintonizadas con los estímulos nociceptivos y térmicos respectivamente.
- Función propioceptiva: facilita la percepción y control de la posición y el equilibrio corporal.
Cuando una de las funciones mencionadas anteriormente se ve alterada por uno de los componentes funcionales que participan en este tipo de percepción podemos detectar alteraciones en las habilidades sensoriales que producen un déficit en el reconocimiento de los objetos o en las cualidades de los mismos como pueden ser en el procesamiento oral, la sensibilidad táctil o la integración sensorial.
Un ejemplo de ello es la estereognosia oral, que es la capacidad de la boca para reconocer la forma y la textura de las cosas y de los alimentos. Dicha capacidad sensorial es fundamental para el buen desarrollo del sistema estomatognático (S.E.) y la correcta realización de sus funciones y sabemos que es susceptible a ser entrenada ya que es sensible a la repetición y a la sensibilidad de la mucosa oral.
Por ello cobra especial importancia contemplar el entrenamiento de la estereognosia oral en muchos abordajes de terapia miofuncional orofacial.
Ya desde antaño, Delay (1935) definió y clasificó la Asterosognosia como un desorden somatosensorial complejo en el que podemos diferenciar tres grandes aspectos:
- Amorfognosia: inhabilidad para reconocer una forma y/o tamaño
- Ahilognosia: inhabilidad para identificar la densidad, peso, temperatura y/o aspereza
- Asimbolia táctil: inhabilidad para identificar un objeto en la ausencia de amorfognosia y ahilognosia
Tal clasificación de los desórdenes somatosensoriales ha dado pie a otras clasificaciones más modernas, basadas en conceptos anatómicos, dándose a conocer conceptos más comunes como estereognosia o agnosia táctil.
Estas alteraciones pueden justificarse por variadas causas tales como, daños de los nervios periféricos, afección de la médula espinal, daño en el tallo cerebral, lesión de algunos núcleos del tálamo, etc.
Los pacientes con estereognosia suelen tener severas afecciones en la mayoría de las modalidades sensoriales y esto también puede manifestarse en el S.E. u órgano masticatorio en particular.
En el ámbito de la motricidad orofacial, no están muy estudiados los aportes terapéuticos de la estereognosia oral en los casos de disfunciones orofaciales aunque en práctica clínica se evidencian tales beneficios.
Atendiendo la importancia que tiene el buen desarrollo del S.E., más allá de llevar a cabo la realización de las funciones orofaciales, es de especial interés contemplar la evaluación de la capacidad de percepción oral, mediante pruebas de estereognosia oral, en el momento inicial de la exploración miofuncional orofacial.
Así pues, mediante instrumentos específicos se puede evaluar las capacidades de percepción oral que ayudarán a planificar y a establecer un pronóstico del resultado de distintos tratamientos que se ubican en la región bucodental.
Además, tales instrumentos o recursos serán de gran ayuda para cuantificar la magnitud de la capacidad sensorial oral, mediante las pruebas de capacidad estereognósica oral, y nos ofrecerán valiosa información respecto a la implicación en las habilidades sensoriales y las funciones orales.
Concretamente, el material de Estereognosia intraoral de Pro-Fono está indicado para que logopedas y profesionales afines a la disciplina puedan realizar tanto la evaluación como el entrenamiento de la sensibilidad intraoral y la integridad de la estereognosia mediante un conjunto de formas acrílicas que se situarán encima de la lengua.
El set, que consta de seis dispositivos acrílicos con diferentes formas geométricas (círculo, semi círculo, óvalo, cuadrado, rectángulo y triángulo) están unidos a una fina varilla de acero quirúrgico, para facilitar su manipulación a nivel endobucal.
El protocolo de Evaluación y Entrenamiento y sus respectivas hojas de registro serán de gran utilidad para:
- Cuantificar la integridad de la sensibilidad intraoral.
- Comparar puntuaciones de poblaciones sanas versus trastornos neuromotores
- Realizar diagnósticos diferenciales entre algunas patologías
- Puntuar progresos terapéuticos.
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