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¿Conoces los minimundos, las piezas sueltas y el juego heurístico?

Hoy te explicamos qué son estas metodologías, como trabajar con estos materiales y que beneficios tienen.

JUEGO HEURÍSTICO

¿Qué es el juego heurístico?

El juego heurístico es una actividad en la que, en grupo reducido o de manera individual, los niñ@s exploran y juegan con objetos no catalogados como didácticos y los combinan libremente para llegar a simbolizar.

Éste, despierta la curiosidad de los pequeños sobre los objetos que forman el mundo que les rodea. Los recursos que componen este conjunto no son objetos tradicionales y permiten ampliar su aprendizaje.

¿Cómo se trabaja con estos materiales?

No existe una forma correcta o incorrecta de jugar con los recursos heurísticos, por lo que las ideas de todos son igualmente válidas y valiosas. Los niños pueden investigar a su manera, aplicando sus propias ideas creativas y construyendo sobre sus propias experiencias.

  • Es una actividad previa al «juego simbólico«.

¿Qué beneficios tiene?

Hay que tener muy presente que entre más cosas haga un juguete, menos hará nuestro peque. Si se lo damos todo hecho no le damos margen a su imaginación y a su creatividad.

El juego heurístico es el ejemplo y el contexto perfecto para que esta abstracción y representación se produzca.

Vamos a evitar condicionar los juegos de los peques y a darles completa libertad para llegar a las abstracciones y al simbolismo por ell@s mism@s.

LAS PIEZAS SUELTAS

¿Qué son?

Son materiales de juego no estructurado que permiten un juego infinito y donde la única herramienta que se necesita es la imaginación.

Cuando ofrecemos conjuntos de piezas sueltas, sin condicionar y neutras, debemos estar dispuestos a observar y descubrir nuevas creaciones, a dejarles desarrollar su creatividad.

Su exposición se convierte en una propuesta de aprendizaje en sí misma y según su colocación, su contexto y sus piezas, creamos una u otra provocación en el peque.

¿Cómo se trabaja con estos materiales?

Debemos ofrecer un espacio neutro, sin condiciones ni colores fuertes, con pocas alteraciones. Ésta debe ser la base donde colocaremos las piezas. Hay que tener muy en cuenta que su diseño no será definitivo hasta que los niñ@s lo habiten e interaccionen con él.

Como adultos observamos en silencio. Disfrutamos de sus creaciones y alucinamos con su simbolismo y su imaginación. A veces, nos proponen participar y entrar en esos mundos y esas situaciones son completamente mágicas.

Las piezas sueltas no solo nos permiten crear situaciones simbólicas y provocaciones. Podemos, por ejemplo:

  • Trabajar la estadística y el sistema democrático.

Las piezas nos pueden servir para contar, clasificar, ordenar y mil posibilidades más. Por ejemplo, podemos usarlas para contar cuantos niños y niñas prefieren hacer una actividad u otra tirando las piezas en pequeños recipientes, de distintos colores, y luego las contamos. De esta manera trabajamos el contaje y el sistema democrático, ya que el equipo que haya obtenido más piezas es el ganador. Podemos aprovechar y trabajar, también, qué son i cómo funcionan las votaciones. Practicar los argumentos y saber exponer nuestras ideas y preferencias. Los turnos de palabra, entre muchas otras posibilidades.

  • Trabajar las rutinas

Podemos tener, por ejemplo, un espacio donde contabilicemos el tiempo meteorológico de cada día. Un botecito para el sol, otro para los días nublados, otro para la lluvia y otro para el viento. Entonces, cada día, cuando realicemos la rutina de buenos días vamos colocando las piezas en cada cuenco. Al final de mes o de la semana, contabilizamos qué tiempo meteorológico ha priorizado y entendemos en qué estación del año estamos.

  • Llevar registros

También podemos usarlas, por ejemplo, para contabilizar acciones positivas que han realizado los peques, para animarlos a recoger, para contar cuantas veces hemos sido capaces de resolver un conflicto sin ayuda, cuando hemos ayudado a un compañero o compañera, etc.

  • Sacar el lado más artístico, como confeccionando mandalas.

En nuestro espacio de expresión artística podemos usar estas piezas para crear construcciones y figuras únicas, con total libertad o con una provocación y finalidad didáctica, como pueden ser mandalas; expresiones faciales, para trabajar la educación emocional; las partes de la cara, para trabajar la conciencia corporal, los golpes de voz que tienen las palabras y para poder contabilizarlas visualmente; para formar oraciones asignando a cada categoría gramatical una pieza de un color distinto, etc.

¿Qué beneficios tiene?

Como podéis comprobar es un recurso con infinitas posibilidades. El hecho de que no tenga una finalidad definida nos da todo el juego posible y puede abarcar todas nuestras ideas. Con solo unas pocas piezas, podemos crear mundos, construir, contar, apilar, documentar, premiar, etc.

LOS MINIMUNDOS

¿Qué es?

Esta metodología se basa, principalmente, en que no es rígida. Es decir, es un tipo de juego amplio, versátil y no condicionado. Sin estructura marcada.

Los minimundos son la combinación de piezas sueltas, que parecen sin valor, pero que los peques las adoran y les dan muchísimo sentido y simbolismo, creando así, una especie de mundo, historia o situación real o ficticia.

¿Cómo se trabaja con estos materiales?

Se trata de un juego desestructurado y, por lo tanto, da infinitas interpretaciones y opciones. Es totalmente libre y hay que permitir al niño o a la niña investigar, crear y, sobre todo, imaginar.

La diferencia principal entre los minimundos y las piezas sueltas es la provocación del adulto o la creación del peque. Te explicamos:

Podemos crear minimundos con una finalidad de trabajar un tema concreto como educadores. Por ejemplo, alguna estación del año, el mar, la selva, un cuento, entre otros. Entonces facilitaremos al niñ@ materiales relacionados con la temática, como pueden ser piezas azules y telas para representar el mar u hojas, piñas y castañas para representar el otoño.

Cuando es el peque quien hace la creación también es muy interesante de ver, ya que él solito habrá recolectado diferentes materiales para formar el escenario concreto que busca para su juego. Materiales que no tienen ninguna función establecida, pero que él o ella le da un sentido y una interpretación. Como adultos, nuestra función principal es observar y no interferir en su juego. Dejar que el peque cree a sus anchas y si participamos, continuar con su juego.

¿Qué beneficios tiene?

Recuerda que los peques viven condicionados constantemente y sobre estimulados por nuestro alrededor, nuestras normas y nuestra sociedad. Este juego libre les permite ir más allá y crear sus propios mundos donde puedan desarrollarse seguros, tranquilos y felices.

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