¿Estás buscando actividades para trabajar las funciones ejecutivas? En este post vamos a darte algunas ideas para que puedas desarrollar estos procesos fundamentales en el desarrollo de los niños. ¡Sigue leyendo!
¿Qué funciones ejecutivas desarrollan los niños en edad infantil?
Aquí hemos de tener en cuenta los criterios que se siguen para establecer el listado de funciones. Sin embargo, el consenso general mantiene tres como las más comunes y recurrentes.
La inhibición y el autocontrol emocional en niños

La inhibición describe una aptitud que se puede plantear en más de un comportamiento a la vez. Como elemento básico, hace referencia a la capacidad de evitar los despistes o las interferencias. Estos estímulos distractores, que pueden ser tanto externos como internos, impiden en muchas ocasiones alcanzar los objetivos planteados. Por extensión, se relaciona también con la capacidad de concentración. De este modo, aquellos niños más dispersos tendrán menos desarrollada esta función ejecutiva.
El autocontrol se puede manifestar o medir también a nivel emocional. Piensa que hay un gran número de respuestas que son puramente explosivas, y, por lo tanto, es necesario medirlas para calibrar la respuesta que pueden conllevar. Sin duda, este es un ejercicio de autodominio que los más pequeños tienen que empezar a manejar.
La flexibilidad cognitiva
Es una habilidad que se contrapone a la rigidez mental. Se puede manifestar en aquellas situaciones en las que un plan, por ejemplo, no se puede llevar a cabo. Los niños han de conseguir un determinado objetivo y algo se interpone en esa intención. La flexibilidad cognitiva tiene que ver con ser capaces de cambiar y adaptar sus acciones a la nueva situación con la que se han encontrado.
También está relacionada con la capacidad para ponerse en el lugar del otro y con la habilidad para reflexionar desde otros puntos de vista. En ambos casos, domina la habilidad para recolocarse ante diferentes situaciones.
Memoria operativa
Esta función ejecutiva hace referencia al conjunto de procesos que nos permiten almacenar y manipular temporalmente la información, para llevar a cabo tareas cognitivas complejas como resolver problemas o la comprensión de un texto. Piensa que no únicamente vale con entender de qué se está hablando o con recordar una historia. Es igual de importante retener las preguntas, conectarlas con lo leído e ir extrayendo conclusiones a medida que se lee.

Así, la memoria operativa tiene que ver con la capacidad de razonar o conectar ideas. Por ejemplo, si se está siguiendo la línea narrativa de un cuento, el niño ha de comprender que, lo que se dice al principio, se puede conectar perfectamente con el nudo y con el desenlace.
Estas son las tres funciones ejecutivas en niños pequeños más destacadas y consensuadas por los expertos. Sin embargo, recuerda que también existen otras más centradas en elaborar y diseñar objetivos para, por ejemplo, poder enfrentarse a las tareas comunes del día a día.
¿Cuáles son los mejores métodos para desarrollar estas funciones ejecutivas?
No todos los niños nacen con las mismas capacidades ni con ellas igual de desarrolladas. Así pues, habrá alguno en el que destaque más la memoria operativa u otro con mayores habilidades para el pensamiento creativo. Por este motivo, resulta fundamental conocer distintos ejercicios, actividades o juegos para potenciarlas correctamente. Y es que no es algo 100% innato, sino que se van adquiriendo y moldeando con los años y el desarrollo. En los siguientes apartados te explicamos alternativas muy interesantes para trabajar las funciones ejecutivas
Los juegos de roles

En ellos tenemos que buscar que los niños adquieran funciones o personalidades determinadas en los que deben crear diálogos a nivel mental. Por ejemplo, de doctor y paciente. A partir de aquí, hemos de estimular su creatividad y dejarles hacer. Es preferible que se diseñen y fabriquen sus propios accesorios para que entren de lleno en la temática y se sientan totalmente involucrados en el juego.
Además, podemos reforzar esta actividad mediante visitas o excursiones. En este sentido, ver a profesionales realizando su trabajo les permitirá mimetizar algunos de estos comportamientos.
Este tipo de juego implica flexibilidad, capacidad de atención, selección de la conducta apropiada, planificación, etc. entre otras habilidades cognitivas.
Contar historias en grupo
Las narraciones siempre tienen un poder muy interesante que hemos de valorar. Aquí, la idea es que uno o más niños empiecen a contar historias, ya sean reales o inventadas. Pero, sobre todo, has de fomentar ese factor de fantasía e imaginación. En este caso, puedes incluir interrupciones o cambios en la historia. Por ejemplo, que empiece uno de los pequeños y luego siga un compañero suyo con lo que se le ocurra. Esto les ayudará a improvisar, a seguir el hilo de las narraciones y a prestar más atención a sus compañeros.

Que canten y jueguen a la vez

Estas actividades lúdicas les aportarán un mayor control inhibitorio. ¿Cómo puedes diseñar esto? Es parecido al clásico juego de las sillas en el que hay que sentarse cuando para la música. La idea es que ejecuten dos acciones a la vez. Puedes también incluir actividades de otro tipo (con un balón, con un dibujo, etc.). Haz que las realicen de manera coordinada con una canción que canten entre todos. Serán juegos muy divertidos para ellos y, además, especialmente útiles para potenciar la memoria de trabajo.
Juegos pensados para emparejar u organizar
El puzzle es el ejemplo más característico de este tipo de juegos. Que emparejen, busquen similitudes o agrupen piezas idénticas. Todos estos ejercicios no solo ayudan a mejorar su capacidad de observación, sino también al desarrollo de su memoria. Cuando hablamos de la estimulación de funciones ejecutivas en niños, éste es uno de los juegos de cabecera que no pueden faltar en tu repertorio.

En conclusión, estas son algunas de las actividades para trabajar funciones ejecutivas en niños que puedes emplear en tu día a día. Existen otras alternativas igualmente válidas, como hacer listas de verificación (resultan muy útiles para organizar las tareas), establecer rutinas o usar sistemas de recompensas. En cualquier caso, recuerda que no solo es interesante llevarlas a cabo de una forma amena y divertida, sino también entender qué función tratas de potenciar con cada actividad.
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